En esta Unidad 4, hemos conocido más sobre la autoestima y la ansiedad que pueden llegar a sufrir nuestros alumnos y estudiantes en clase.
Es verdad que, en ocasiones, no nos damos cuenta de las señales que nos envíen nuestros alumnos, pero creo que desde hace ya tiempo se tienen mucho en cuenta las emociones de todas las personas presentes en el aula. Porque todos tenemos emociones y todos las mostramos, de una forma u otra.
La ansiedad es una respuesta ante una situación que no nos gusta o en la que no nos sentimos cómodos y corremos el riesgo de que se convierta en algo patológico, ya que algunos de nuestros estudiantes ven el colegio y la clase como algo que no les gusta, un lugar donde no quieren estar.
Esa ansiedad también puede influir de forma determinante en la autoestima, ya que entre sus efectos se encuentran la desmotivación, el abandono o la falta de participación en clase. La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos (autoconcepto), a nuestras competencias, a nuestra identidad.
Y, como he dicho antes, todos tenemos emociones, por lo que también es necesario evitar la ansiedad y potenciar la autoestima de los docentes. Todos recordamos aquel docente al que hacíamos la vida imposible cuando estábamos en el colegio o instituto… ¿verdad? en mi opinión, la clase es una comunidad y todos tenemos que poner nuestro granito de arena.
Aquí os dejo algunos de los cambios que he realizado en mi forma de actuar en clase en los últimos años, con el fin de tratar de evitar la ansiedad en mis estudiantes (sobre todo, en la parte oral de las clases) y potenciar su autoestima.
¿Experiencias propias? Bueno, son eso, experiencias propias, y en muchos casos no podemos utilizar el mismo tipo de estrategias con diferentes estudiantes; pero algunas ideas siempre vienen bien.
Para mí, los casos más complicados de solucionar son los de los alumnos más pequeños (de 4 a 6 años) que no quieren participar en las actividades en grupo o en los juegos. A mí personalmente esta situación me desconcierta e intento comprender la razón de esa actitud. En muchos casos, es simplemente porque no sienten confianza y necesitan hacer el papel de observadores para analizar qué ocurre en la actividad, antes de incorporarse al grupo. Y, normalmente, es por el profesor, no por los compañeros. Analizan tanto al profesor como a al actividad en sí para decidir si les interesa o no.
Por eso, desde mi punto de vista, es muy importante “abrirse” a los estudiantes, ser nosotros mismos y hacerles ver que somos sinceros y reales.
Ahora mismo estamos trabajando con otro problema, esta vez con estudiantes más mayores: los temidos adolescentes. La situación en una de mis clases es la total falta de participación en las actividades orales. Tengo estudiantes con buen nivel de gramática y vocabulario, que escriben muy bien, pero no toman partido en clase en ningún debate o interacción oral. En este grupo normalmente realizamos actividades más colaborativas, en grupo, para que disminuya la ansiedad a cometer errores delante de toda la clase y puedan preparar bien su participación y dividirse roles entre ellos.
Para empezar, la situación va mejorando, pero aún queda mucho por hacer..
¡¡Nos leemos!!